La caries no es solo “un agujerito” en el diente: es una enfermedad que daña poco a poco el esmalte dental y, si no se trata a tiempo, puede llegar al nervio y causar dolor, infección o incluso la pérdida del diente. Aparece cuando las bacterias de la boca transforman los azúcares en ácidos que van debilitando el diente. Lo bueno es que es prevenible y tratable si se detecta a tiempo. Una buena higiene, una dieta equilibrada y las visitas regulares al dentista son clave.
Es una enfermedad que afecta a las encías y al hueso que sostiene los dientes. Comienza de forma silenciosa: inflamación, sangrado al cepillarte o mal aliento pueden ser señales. Si no se trata, puede empeorar y provocar la pérdida de piezas dentales. La causa principal es la acumulación de placa bacteriana, pero también influyen factores como el tabaco, el estrés o ciertas enfermedades. La buena noticia es que, detectada a tiempo, se puede controlar y evitar complicaciones mayores.
La gingivitis es la fase inicial de la enfermedad de las encías. Es muy común y muchas veces pasa desapercibida, pero hay síntomas claros: encías rojas, inflamadas y que sangran al cepillarte. Aunque no suele doler, es una señal de alerta. Si no se trata, puede avanzar hacia una enfermedad periodontal más grave. La limpieza dental profesional y una buena higiene diaria suelen ser suficientes para detenerla y devolver la salud a tus encías.